Después de encontrarse con el zorro, el primer hombre con el que se encontró el principito, en la Tierra, fue un deportista.
- Buenos días –dijo el principito.
- Buenos días –dijo el deportista.
- ¿Por qué corres si aquí no hay nada, a dónde vas? –preguntó el principito.
- No quiero ir a ningún sitio, solo me pongo en forma para que, al competir, lo gane todo y así ser el mejor de toda la Tierra –respondió el deportista.
- ¿Qué es competir? –dijo el principito, que no sabía lo que era porque él vivía solo en su planeta y además no era una persona grande.
- Además, así podré fanfarronear delante de toda la gente. Y esto no se lo digas a nadie, yo hago trampas para asegurar que voy a ganar –siguió hablando el deportista.
- ¿Qué es competir? –volvió a preguntar el principito, ya que una vez que hacía una pregunta no se rendía hasta que se la respondiesen.
- Competir es enfrentarse contra otros hombres para ver quién es el mejor –dijo al fin el deportista.
- ¿Y qué te aporta hacer trampas? Aunque la verdad es que tampoco le veo mucho sentido a esas “competiciones” –dijo el principito.
- Fama y prestigio, solo si no te pillan, pero como no van a hacerlo... Ahora déjame que tengo que seguir entrenando, y a ver si puedo entrar en el Barça –comentó el deportista.
-Adiós –se despidió el principito.
-Adiós –contestó el deportista.
El principito mientras se iba pensó entristecido: “Ojalá que todos los hombres no sean así, tan egoístas y superficiales, sería imposible que me hiciese amigo de ellos. Seguro que tiene que haber deportistas que sean buenas personas y honestas”
Íñigo MSB